Cada vez me cuesta más hablar, y no es porque no tenga nada que
decir. En estos días, cuando quiero decir algo, escribo. Hace mucho tiempo que
descubrí que una hoja en blanco ofrece más libertad que la que dan las
personas. Todos tenemos derecho a la libertad de expresión, y ello últimamente
solo es posible porque mientras unos gritan, otros callamos.
En esta sociedad, de la que uno podría
pensar más bien lo contrario, no es fácil encontrar personas tolerantes.
Yo estoy convencida de que en la
diferencia está la riqueza. Y cada vez valoro más el diálogo, porque cada vez
cuesta más encontrarlo. No todo es blanco o negro, también hay una extensa gama
de grises.
Y pienso si ello no tendrá algo que ver
con la soledad del ser humano. Nadie escucha.
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