jueves, 18 de junio de 2015

LO QUE EN LA PINTURA DE UN PAYASO ESTÁ ESCRITO

Todos, en alguna ocasión, hemos vuelto la vista hacia atrás y recordado el niño que un día fuimos, el niño que algunos, todavía hoy, tenemos la suerte de guardar dentro de nosotros y del que no queremos desprendernos, pues sus ojos siguen mirando el mundo con una inocencia que nosotros ya hemos perdido, que se sorprende de lo que a nosotros ya nada asombra y que nos dice que lo más bonito, siempre, está en lo más sencillo.
Y es en el momento en el que llegamos a la edad adulta cuando valoramos de verdad lo que hemos tenido en la infancia, y nos alegramos de poder sacar y desempolvamos todos los recuerdos que hay en ese magnífico músculo que es el corazón, como si de una maleta llena de papeles se tratara. Y nos basta con saber que hemos sido felices: nos es suficiente con ver que esa sonrisa se extiende no ya de oreja a oreja sino que ocupa el ancho de la fotografía entera y toda el alma.  
Las imágenes que hay en mi memoria están llenas de luz, de la que desprende ese gran foco que alumbra la pista central de un circo. Todavía escucho mis gritos y aplausos junto con los de otros niños cuando salían los payasos, ingenua de mí, sin sospechar que uno de ellos era mi padre. Y gritaba y aplaudía cuando no lo sabía y cuando ya lo supe gritaba y aplaudía todavía más. Y según pasan los años grito más fuerte a ese payaso para el que el paso del tiempo no disminuye sus fuerzas, porque hacer reír a los niños es su motor de vida: ¡¡Killooo!!
Desde muy pequeña he visto como se pintaba la cara con la atención que requiere lo que es muy importante. Y entre los trazos de esos lápices sobre su piel, como en una cuartilla, está escrito que la risa es la musculatura del alma, que la propia felicidad se encuentra en la felicidad de los demás, y que si bien a veces no es fácil reír, siempre merece la pena intentarlo, porque aquel que tenemos delante tal vez lo puede necesitar más que nosotros.
Y el resorte de unas mágicas palabras nos levanta del sitio:
—¿Cómo están ustedes?
—¡¡Biennn!!
—¡Más alto! ¡Que no os oigo! ¿Cómo están ustedes?
—¡¡¡Biennn!!!
—¡Más alto! ¿Cómo están ustedes?

¡Gracias por hacernos reír!





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